lunes, 4 de agosto de 2008

Mitocondrias, el post de análisis de los exabruptos


En la conferencia de prensa Miguel Núñez, el vocero presidencial, le avisó a la Presidenta que Valeria Cavallo (periodista de la agencia francesa AFP) nada tenía que ver con el ex ministro de Economía Domingo Cavallo.
La Presidenta contestó que si tuviera algo que ver con ese Cavallo no existiría de todas formas ningún problema. El vocero estaba pensando en la identificación y destrucción de algún enemigo. Cristina priorizó la falacia lógica, lástima que además del error en el razonamiento no le haya hecho notar el prejuicio machista que escupió con la frase. Dicho esto ante las claras reivindicaciones de género de que debían llamarla “presidenta” y no “presidente” (después de tantos años de convivencia probablemente el vocero es vocerA y ahí está el problema).
De todas formas y siguiendo la lógica machista lo que llama la atención es que Núñez no haya pensado en la posibilidad de aclarar que Valeria Cavallo no tenía nada que ver con Gabriel Cavallo, quien no estuvo exento de diversas acusaciones, y se mandó algunas, pero que al fin y al cabo será recordado como el juez que declaró en 2001 la inconstitucionalidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
La periodista puede presuntamente ser pariente del Mingo, pero jamás puede estar a la izquierda de Cristina (porque a la izquierda de Cristina, según la prensa militante, “está la pared”). Convengamos que si bien el currículum de Gabriel Cavallo no es precisamente la procesión de un santo, al menos hizo algo por los derechos humanos antes que los Kirchner moviesen un dedo en ese sentido. Por su lado, los Kirchner pueden inventarse un pasado revolucionario, es más, pueden poner al Duhalde “bueno” a contar historias de cómo Néstor redactaba habeas corpus con Ortega Peña, pero en la realidad realmente existente lo que el exabrupto de Núñez dejó en evidencia es la cola de paja. Por que han llegado tarde, y el tiempo es un factor importante.
Han llegado a la lucha por esos derechos humanos tarde, pero uno puede agradecer lo que han hecho, no importa por qué lo hicieron, si es bueno suma, lo que es torpe es la sobreactuación, la sobreactuación deja en evidencia la culpa y la culpa los lleva a hacer aclaraciones sobre la pureza de sus interlocutores.
En este caso ha sucedido lo mismo, la sobreactuación en el rechazo a la figura del Mingo deja en evidencia la culpa de haber callado en los ’90. Como no les dio el cuero para denunciarlo cuando el Mingo era un superministro entonces sobreactúan ahora, no sea cosa que se note que el vómito ideológico del Mingo y las palabras de Dromi no les eran tan repugnantes en aquella época. Recordemos que cuando hablan de los “compañeros piqueteros” que hacían cortes de ruta deberían aclarar que fueron ellos los que los generaron cuando aprobaron la privatización de YPF.
Entonces Valeria Cavallo puede ser pariente del Cavallo “malo”, entonces debemos aclarar que no lo es.
Pero el machismo de Núñez, que es el de Cristina, vuelve como un búmeran, porque a ella le encantaría aclarar que nada tiene que ver con Kirchner, le gustaría probar que es “pura”, sería magnánimo poder denunciar al anterior gobierno como el causante de los males que ella padece hoy, la joda es el matrimonio, los bienes, las cagadas compartidas, y acá uno entiende por qué odian a Bergoglio. El problema que dejó en evidencia la vocera Núñez es aquello que interiorizó de tanto contacto con la Presidenta, ella cree que la última vocal es regalada, cree que está donde está por ser “la mujer de”, cree que eso es repudiable. La respuesta rápida de la Presidenta a Núñez no fue por estar convencida de que lo que decía el vocero estaba mal, Núñez erró en su análisis del contexto, en ausencia de la tribuna de alcahuetes sacar los trapos sucios es un peligro.
Publicado por Eduardo Anguila en 14:49 |  
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