viernes, 8 de agosto de 2008

COMO FUE QUE NOS HICIMOS EXTRANJEROS EN NUESTRA PROPIA TIERRA

El Eladia Isabel cruzaba las calmas aguas de ese día del Rio de La Plata. En tres horas llegaría a Colonia del Sacramento, del otro lado de la vecina orilla del rio donde existe otro país, la República Oriental del Uruguay. Cuando era un niño argentinos y uruguayos no nos diferenciábamos al hablar, ahora, como dos provincias de un mismo país, tenemos una acento y palabras que enfatizamos, que nos diferencian. En el casco histórico estaba la defensa del Rio de la Plata, su desembocadura, Que alguna vez ha tenido que ver con la defensa del Virreinato del Rio de La Plata y su sede : La ciudad de Santa María de los Buenos Ayres al otro extremo, y que a la remontada del Delta que conforma los ríos Paraná y Uruguay nos lleva hacia Asunción del Paraguay, pasando por Rosario, Paraná, Santa Fe de la Vera Cruz, Hernandarias, Paso de la Patria, Puerto Iguazú, o Puerto Pilcomayo, frente mismo a la entrada de Asunción de donde saliera el entenado del Virrey del Alto Perú Ortiz de Zarate, Juan de Garay, en suma fundador de Santa Fe de la Vera Cruz y de Santa María del Buen Ayre, y que supiera llegar con la soldadesca mas allá del rio Salado a un Cabo que lo llamo de Corrientes, hoy ubicado en el Partido de Gral. Pueyrredon en la ciudad de Mar del Plata. El buque se mueve raudo en la ola corta del rio, un aire húmedo y fresco lleno de luces amarillas hace la costa nocturna como flores de aromo. Colonia de Sacramento, 3 AM. Adoquines irregulares y calles rotas subidas y bajadas por unos declives en las barrancas de alguna cordillera que desbasto el viento. Piedra gris, igual que las calles del centro de mi ciudad a la margen este del rio marrón. Qué tristeza. Que indescriptible tristeza avanzar por las callejas. Un hostal y un sueño visceral me abate hasta que un ring del teléfono me avisa del desayuno, una ducha, me lavo los dientes, un jugo de naranja y café con leche y a caminar. En mi país es un feriado doloroso. en Uruguay un día común. Yo soy un turista en un país extraño y a la vez tan igual al mío que no puedo decir nada. La humedad un sol remolón entre nubes que amenazan lluvia, y un rio revuelto por un viento del sudeste que viene encrespándolo. Tan marrón como el mío, pero tan limpio, tan limpio, que no parece el mío. Pasa el tiempo y sigo caminando buscando lo que no voy a encontrar, y me duele todo el cuerpo, la humedad no me ayuda y me duelen las coyunturas, las rodillas y los tobillos. Sigo más allá de mi mismo. Siento que algo de mi internamente se quiebra y llora sin que nadie lo note. Mis pasos cada vez son más torpes y emprendo lentamente el camino al puerto. Faltan dos horas para que el buque salga de regreso a Buenos Aires, no doy más. Camino entre el sudor de mi esfuerzo y el otoñal viento fresco que trae el rio. Voy en búsqueda de la arcada del puerto de Colonia. Un Bar, un café, mi cadera duele. Aun me queda un trecho importante para ir a buscar la Van a un lugar donde la deje estacionada en el puerto de Buenos Aires. Me quedo dormido durante el viaje que se me ha hecho interminable. Los últimos pasos luego de descender y hacer migraciones en el país hasta llegar a la Van son mínimos, son el resto de 26 hs que debí meditarlas antes de hacerlas, frente a la trompa de la camioneta, la hermosa fragata Libertad, con sus velas recogidas y su afán marinero, plagada de luces y secretos de arcoíris en los mares me ve subir definitivamente y echar mano a la llave para encender el motor, regreso a casa, regreso a casa, regreso a casa. País partido, mente partida, cuerpo inútil.
Publicado por LoTrunco en 12:08 |  

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